De la euforia a la cautela

Víctor Andrés Garzón Vergara • September 11, 2024

Proyecciones de demanda excepcionales para algunos minerales han dominado las discusiones los últimos años, pero no todos reflejan este mayor apetito proyectado en sus precios

La minería vive momentos intensos. En los últimos años ha ganado mucha atención debido al rol que se le atribuye para poder lograr las metas climáticas, principalmente para permitir la electrificación del transporte y la generación y transmisión de electricidad producida a partir de fuentes renovables. Bajo análisis de escenarios de “cero neto”, diferentes organizaciones como el Banco Mundial o la Agencia Internacional de Energía han proyectado un crecimiento de demanda espectacular para minerales como el litio o el cobre; según la IEA en un escenario de desarrollo sostenible la demanda de litio crecería multiplicada por 40 respecto al nivel del 2020; la de cobre 2,7; la de grafito cerca de 25 veces y la de níquel cerca de 20[1]. No es raro ver menciones respecto a cuánto más cobre necesitan los autos eléctricos respecto a los de motor de combustión interna, o la necesidad de ampliar la producción de litio para las baterías de aquéllos.


Sin embargo, solo algunos minerales han aumentado significativa y sostenidamente sus precios. Es el caso del oro, pasando de cerca de 1500 USD/ozt en agosto de 2019 a 2470 USD/ozt en 2024; o el del uranio, pasando de 32,5 USD/lb en enero de 2020 a 81 USD/lb en agosto de 2024[2], los cuales no están catalogados como “metales para baterías”, aunque si son considerados “minerales críticos” en China. A pesar de que la producción de minerales y metales no puede aumentarse rápidamente, los mercados del litio, el cobre y otros metales no reflejan un aumento de precios esperable en la situación de una alta demanda y una oferta estancada. De hecho, el precio del litio se ha desplomado desde su pico de casi 81000 USD/t en noviembre de 2022 a solo 12700 USD/t en julio de 2024; mientras que en el mercado de otros minerales los niveles de precios actuales respecto a los precios máximos en los últimos 5 años presentan descensos significativos. P.ej., el precio del níquel es actualmente apenas un 50% respecto de su máximo observado en marzo de 2022, pasando de 33000 USD/t en marzo de 2022 a 16300 USD/t en agosto de 2024; el precio del aluminio en agosto de 2024 es apenas un 67% del precio máximo de 3500 USD/t observado en marzo de 2022, llegando a 2350 USD/t; y en el caso del cobre el precio actual de 8970 USD/t es un 88% del valor máximo de 10230 USD/t registrado en marzo de 2022[3].


Aunque cada mercado es diferente, ya se perciben comentarios y análisis indicando que las proyecciones parecen ser muy ambiciosas, y que los supuestos bajo los cuales se formularon simplemente no se están cumpliendo[4]. Luego de un periodo en el que la euforia sobre aumentos altos y sostenidos de precios dominaba las discusiones sobre el sector, ahora se percibe más cautela respecto a las perspectivas de la evolución de los mercados, los cuales se ven afectados por otros factores aparte de la oferta y la demanda. Tensiones geopolíticas e incluso conflictos abiertos en diferentes partes del mundo (p.ej. Ucrania, la franja de Gaza); la baja en el dinamismo de la economía China, huelgas o futuras negociaciones laborales en yacimientos importantes, la sobrecapacidad de las refinerías, sobreoferta por la entrada de nuevos proyectos en producción, entre otros, se cuentan dentro de éstos.


En cualquier caso, las perspectivas de demanda y los precios de los metales analizados siguen siendo interesantes para incentivar la apertura de nuevas minas o la ampliación de proyectos en producción. Para todos los metales utilizados en tecnologías bajas en carbono los anuncios de aumentos de producción y la irrupción de nuevos actores sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda proyectada, por lo que no pocos actores mantienen una posición optimista respecto a la evolución del sector.


Ante este escenario las perspectivas siguen siendo prometedoras para los países productores, quienes deberán aprovechar la situación para atraer inversiones de calidad y desarrollar proyectos con altos estándares sociales y ambientales, actualizar sus marcos normativos e institucionales para ofrecer estabilidad, promover el desarrollo del sector minero y acompañar a los proyectos importantes para beneficiar sus economías de esta coyuntura. Las empresas parecen estar listas para invertir en jurisdicciones que ofrezcan estabilidad, por lo que es un momento ideal para concretar proyectos y beneficiar a las economías locales y nacionales en los países productores.


Referencias
[1] International Energy Agency - Mineral requirements for clean energy transitions

[2] El uranio ha bajado su precio desde febrero de 2024, cuando llegó a 100 USD/lb, pero la tendencia desde enero de 2020 ha sido al alza

[3] Datos del oro, aluminio y cobre tomados del BM, uranio de CAMECO y litio de SIACAM. Se han redondeado valores para simplificar los cálculos

[4] Ver por ejemplo los interesantes artículos “The End of the Fantasy Demand Cycle in Critical Minerals” y “The West's critical mineral policy is putting the cart before the horse

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